Región Umbría
Todos, en el mundo, conocen la Región
de Umbría: su naturaleza sugestiva hecha de encinas,
robles, olmos, olivos y de paisajes incomparables; sus pequeñas
y encantadoras ciudadelas medievales; la fuerte religiosidad
que se respira en cada pueblo enclavado en la roca, en cada
sendero escondido, y que encuentra en Asís su centro
ideal.
Efectivamente, Asís no sólo es el corazón
geográfico sino también el espiritual de Umbría.
Es la ciudad de San Francisco, cuya historia es tal, que
ha impresionado no sólo a los hombres del mil doscientos,
sino también a los del dos mil: de familia rica, renuncia
a todo para servir a Dios en absoluta pobreza. Vestido con
harapos, predica el Evangelio para las calles y en las plazas,
hasta que sus palabras sencillas tocan el corazón
de la gente común que, por primera vez, oye hablar
de Dios en un idioma que todos comprenden; no en latín,
la lengua culta de la Iglesia, sino en el primer italiano,
el de Dante y Boccaccio, que en pocos años se convertiría
en la lengua de toda Italia. Con esas palabras, la vida de
Jesús mostraba todos sus aspectos humanos y aparecía
así más cercana a la realidad del pueblo.
El “poverello” de Asís suscita la admiración
de Giotto, el pintor que transforma la vida del Santo en
una magnifica obra de arte. El ciclo de frescos con las Historias
de San Francisco, pintadas en la Basílica Superior de Asís es una de sus máximas obras de arte,
expresión plena y total de su genialidad: una obra
fundamental que rompe los rígidos esquemas del arte
bizantino y la oscura religiosidad medieval abriendo verdaderamente
una época de profunda renovación en la sociedad
y en la cultura del tiempo. Por primera vez, la vida de un
santo que había renovado la imagen de Cristo en la
consciencia popular, era pintada por un joven artista, él
también capaz de renovar la pintura de su tiempo,
para abrir la vía a los grandes maestros del Renacimiento.
Umbría es un trozo de la Italia que sabe hablar al
mundo a través de la fuerza de su cultura y la historia
importante de sus ciudades. Entre éstas, cuatro lugares
mágicos rodean Foligno: Spello con sus edificios de
piedra; Trevi, refugiada entre los olivos, en una especie
de espléndido aislamiento; Bevagna, con su perfecto
carácter medieval y testimonios elocuentes de época
romana; y Montefalco, otro pueblo medieval donde Benozzo
Bozzoli pintó a fresco, en 1452, episodios de la vida
de S. Francisco que nunca pudo tener un testimonio más
poético en un lugar igualmente bello.
En contraste con la calma medieval de estos lugares, se encuentra
uno de los centros más dinámicos y vitales
de Umbría: Foligno; también en Terni los ritmos
lentos y agradables de las ciudades antiguas se entrelazan
con los del desarrollo industrial documentado por esculturas
de acero, presentes en las varias plazas de la ciudad: entre éstas,
la Lanza de luz de Arnaldo Pomodoro.
Orvieto, en cambio, es célebre por su Catedral con
la fachada inmensa, centelleante al sol, llena de figuras,
y hecha aún más imponente por el pequeño
tamaño de los edificios que la rodean: en cualquier
persona su visión suscita estupor y emoción.
Otros dos esplendores de Umbría son la Ermita
de “Le
Carceri” en el Monte Subasio y la Abadía de
Sassovino un poco más arriba de Foligno: “prueben
a verlos, enclavados como dos brillantes en medio del verde
intenso de las encinas, y quedarán sin respiración”.
Casi al límite con Toscana, perfilada en la cima a
una colina, con sus campanarios y sus torres se encuentra
Città della Pieve, la patria del Perugino: su pintura
refleja los colores, la calma y la armonía de estos
lugares encantados.
La capital de la región es Perugia, acogedora y elegante,
llena de jóvenes, sobre todo en ocasión del
Festival Umbría Jazz, con su espléndido Palazzo
dei Priori y la increíble Rocca Paolina, ramificada
a los palacios gentilicios y revitalizada por un recorrido
con escaleras mecánicas que muestran maravillas; también
Spoleto es un vivaz centro de cultura gracias al Festival
de Dos Mundos.
Otras maravillas de la región son Todi, la ciudad
de Jacopone, con su espléndida Piazza
del Popolo:
perfecta obra de arte del periodo comunal; y Gubbio, con
una trama de calles medievales en cuyo marco resaltan, en
la Piazza Grande, monumentos magníficos como el Palazzo
dei Consoli y el Palazzo Pretorio: cada año, el 15
de mayo, la Corsa dei Ceri representa una de las más
antiguas y auténticas fiestas de inspiración
histórica en Umbría.
El corazón verde de Umbría se trasforma en
los numerosos sabores y colores de su cocina: se tiñe
de negro con las trufas de Norcia, de amarillo con el farro
de Monteleone e incluso violeta con el azafrán de
Valnerina.
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