Región Puglia
Larga y angosta, con más de 800 kilómetros
de costa y una vegetación que abarca desde el higo
de tuna al castaño, Puglia es una región rica
en obras de arte. Sus colores son el verde de los olivos,
el amarillo del trigo, el blanco de la piedra calcárea
y el azul del mar. La luz brillante del sur aviva los colores
de esta tierra, que el hombre ha trabajado durante siglos
para transformar las áridas zonas calcáreas
en campos muy verdes: en efecto, a espaldas de la franja
costera se abren las tierras del trigo, de la vid y del olivo.
En el norte se encuentran la península del Gargano,
con sus costas acantiladas llenas de grutas y farallones
y un mar límpido y limpio, y los inmensos campos del
Tavoliere, que se extiende por unos 80 kilómetros;
aquí se cultiva el trigo de grano duro, ingrediente
principal del pan puliés, oscuro y sabroso. Balcón
panorámico sobre el Tavoliere, el Monte San Ángel tiene una zona habitada hecha de callejuelas en forma de
graderías en cuya parte más alta se encuentra
el Castillo normando, mientras que una imponente muralla
rodea todo el centro histórico. Otra muralla rodea
el lindo Castillo de Manfredonia, que se asoma sobre el mar
y hospeda el Museo Nacional del Gargano, con su interesante
colección de estelas daunas del siglo VII-VI a.C.
Pero el castillo de Puglia por excelencia es sin duda el
de la provincia de Bari: Castel del Monte, famoso por su
forma octagonal y sus ocho torres esquineras con la misma
forma.
El Gargano es un promontorio cubierto de bosques costeros
de pinos y acebos, y de cultivos de almendros, naranjos y
olivos: a 800 metros de altitud surge la imponente Foresta
Umbra, corazón del Parque Nacional
del Gargano, con
sus espléndidos y tupidos bosques de hayas que apuntan
hacia el cielo: en algunos puntos los rayos de sol apenas
logran penetrar. En esta vegetación floreciente se
incrustan como perlas unos pueblos que han conservado su
antigua estructura de callejas tortuosas y casas blancas,
entre los cuales Vieste, que se aloja sobre un acantilado,
y Peschici, encaramada sobre un promontorio rocoso.
Desde Rodi Gargánico, además, salen los botes
hacia las Islas Trémiti, con sus aguas límpidas
y sus costas quebradas salpicadas de calas y de grutas, mientras
que el altiplano de las Murge, con sus suaves cerros cultivados,
desciende en terrazas hacia la llanura costera, con unas
gradas calcáreas que desembocan en unas gargantas
estrechas y profundas: las gravinas; éstas llevan
las marcas de una increíble civilización rupestre,
como se puede observar en Massafra, que surge precisamente
a lo largo de la sugestiva gravina de San Marcos en cuyas
paredes, cubiertas de matas de higo de tuna, están
excavadas iglesias y criptas de la época basiliana.
De los viñedos y olivares de las Murge se obtienen
unos vinos muy apreciados, tales como los vinos tintos de
Barletta, Canosa, Trani, Castel del Monte y Altamura, y unos
aceites de excelente calidad. Símbolo de Bari, además
de la Feria de Levante, son las deliciosas orecchiette (orejitas),
una pasta en forma de sombrerito con un pequeño borde
y la parte externa áspera: todavía hoy en día
se elaboran a mano y se preparan con puntas de nabo, y su
secreto está en el aire, en el agua y en la harina
de trigo duro puliés.
Otra perla de la región es la sugestiva Catedral
de Trani que se asoma sobre el mar, uno de los más bellos
ejemplares románicos pulieses; obra de arte de la época
románica es el Duomo Viejo de Molfetta, que se asoma
sobre el puerto y está dedicado a San Conrado de Baviera,
con tres cúpulas, dos torres, unos volúmenes
majestuosos y unas geometrías nítidas. Puglia
es famosa por sus espléndidas cuevas con estalactitas
y estalagmitas cerca de Castellana Grotte, 3 kilómetros
visitables hechos de escenarios fantásticos, hasta
la increíble Gruta Blanca: deslumbrante por su belleza
y por las inflorescencias de cristales, muchos la consideran
la gruta más bella del mundo. Y también es
conocida por los trulli, que con sus característicos
pináculos hacen del pueblo de Alberobello algo único.
El Valle de Itria presenta, además de estas construcciones
características con el techo en forma de cono, también
unas elegantes paredes en piedra seca, que delimitan los
numerosos trozos de tierra roja dominados por la vid y por
una variedad de granjas blancas, típicos asentamientos
rurales de notables dimensiones, aislados y protegidos por
muros.
Al fondo de su golfo, Taranto conserva el bellísimo
Castillo San Ángel, que se asoma sobre el canal navegable
con el puente giratorio: su Catedral es una de las iglesias
románicas más antiguas de Puglia así como
el Museo Arqueológico Nacional, uno de los más
ricos e importantes de Italia meridional. La parte sur está compuesta
por la ondulada península de Salento con sus importantes
centros de: Otranto, con el sorprendente piso en mosaico
de la Catedral; Gallipoli, la “ciudad bella”,
situada sobre un islote en donde se respira un aire Oriental;
Ostuni, con sus casas cándidas pintadas con cal; Leuca y Lecce. El barroco de Lecce, único e inimitable,
influenciado por el gusto teatral de la cultura española
y posible gracias a la maleabilidad de la piedra local, con
su color dorado, le da forma al centro histórico:
su corazón es la plaza de San Oronzo, ocupada en gran
parte por el espléndido Anfiteatro Romano, por palacios
nobiliarios y por lindas tiendas.
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