Teatro italiano
El teatro italiano tiene raíces remotas: sus orígenes
se remontan a la cultura latina y griega. Constituido desde
siempre por compañías ambulantes que viajaban
de ciudad en ciudad, aún hoy el sistema teatral italiano
se basa sobre el mecanismo de la tournée,
es decir, que no existe una compañía establecida
en una determinada ciudad.
En Italia, la comedia tuvo su último gran autor en
Goldoni, con el pasaje de la máscara de la comedia
del arte al personaje caracterizado.En la segunda
mitad del siglo XIX se afirma cada vez más el drama
burgués. Los temas de este tipo de obras son la familia,
el adulterio (el triángulo marido-mujer-amante es un
esquema recurrente), las relaciones sociales y la incomunicabilidad.
Pero fue Pirandello (1867-1936) quien imprimió
el verdadero gran cambio del teatro italiano, llevando al
absurdo los roles impuestos por la sociedad burguesa. Este
autor arranca la máscara detrás de la cual cada
uno defiende sus propias convicciones, escondiendo su verdadera
identidad, y desnuda la verdad, tal como lo demuestra el título
que reúne toda su producción teatral: Máscaras
des nudas. Pirandello introdujo también la innovación
técnica del teatro en el teatro, que revolucionó
la forma dramática tradicional.Después de 1861,
los ciudadanos de la Italia unificada utilizaban aún
principalmente los dialectos, y eran muy pocos los que conocían
el italiano. Es por este motivo que florece en todas las regiones
el teatro dialectal. Sin embargo, el dialecto
se afirma fundamentalmente en el área napolitana, gracias
a los hermanos De Filippo. Los textos de Eduardo
(1900-1984), con sus personajes de extracción popular
o pequeño-burguesa, representan situaciones cotidianas,
cargadas de melancolía. El éxito de su teatro
depende de la capacidad del autor-actor para interpretar las
aspiraciones pequeño-burguesas de un público
que se está emancipando -no sin contradicciones- a
través de personajes frecuentemente al margen de la
sociedad, que intentan un improbable ascenso social. Eduardo
refleja en el teatro las experiencias vividas directamente
por el público reunido en la platea, hacia el cual
manifiesta una gran solidaridad.
Un nombre importante en la historia del teatro italiano es
el del director Giorgio Strehler que, en la Posguerra,
junto a Luchino Visconti, fundó la dirección
moderna en Italia. En los años 50 se afirman
directores interesantes, como Luigi Squarzina, Mario Missiroli,
G
iancarlo Cobelli y Aldo Trionfo. Entre los años 70
y 80 los nombres más representativos son los
de Luca Ronconi y Massimo Castri.Actualmente sigue viva la
tradición napolitana con el hijo de Eduardo, Luca
De Filippo, mientras que Dario Fo, premio Nóbel
de literatura, es una de las figuras centrales del teatro
italiano.
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